reitera sus advertencias una y otra vez hasta que el plazo para el arrepentimiento expire y el juicio sea inevitable e incontenible; con gran paciencia Dios ha llamado a su pueblo a la contrición. Los profetas que les envió fueron rechazados. Les envió a los asirios para infligir su sentencia sobre el reino del Norte y para castigar al del Sur, pero persistieron: el pecado, la maldad y la incredulidad; envió más profetas, pero tampoco fueron aceptados. Finalmente, el Señor trajo a los babilonios
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